El tomate es la mayor delicia que podemos cultivar en nuestro huerto, cultivarlo a partir de semillas nos permite acceder a variedades antiguas que a diferencia de los tomates de supermercado guardan todos los sabores y aromas que les convierten en el tesoro más preciado del huerto.
Para sacar adelante nuestras tomateras desde la semilla esperaremos hasta estar seguros de que al trasplantarlos no les va a matar una helada tardía, esto supone sembrar unas 7 semanas antes de la última helada prevista.
Puedes utilizar vasitos de yogurt, bandejas de alveolos o pequeñas macetas para hacer el semillero, rellénalas de turba húmeda y entierra en ella la semilla en torno a 1 cm.
Es importante mantener húmeda la turba durante todo el proceso, añadir vermiculita ayudará a retener la humedad
La semilla necesita calor para germinar, es importante dejar el semillero en un lugar cálido por encima de los 21ºC.
Cuando aparecen los plantines tenemos que moderar el riego, si regamos en exceso podemos fomentara la aparición de hongos que terminaran pudriendo las raíces, para evitar que las plantas se ahílen tenemos que proporcionarlas luz suficiente.
Cuando las plantas midan en torno a 15 y pasado el peligro de heladas, adaptaremos a nuestras plantas al exterior sacándolas de día unas horas y recogiéndolas de noche.
Busca un lugar soleado, los tomate cherry producirán fruto con solo 6 horas de luz solar directa pero las variedades grandes necesitan 10 horas para tener un rendimiento pleno
Cava un hoyo profundo (unos 50 – 60 cm ) en un terreno con pH 6 - 7, el tomate necesita tener unas raíces fuertes para proporcionarnos una gran cosecha, coloca la planta enterrándola hasta sus primeras hojas.